lunes, 14 de abril de 2014

Sabes ya hacer bricolaje con los muebles

Hace ya bastante tiempo que mi abuelo me enseñó que las cosas que más valoramos son aquellas que hemos hecho con nuestras propias manos, aquellas a las que hemos dedicado tiempo y esfuerzo, mientras que por contra las que menos valoramos son precisamente las que menos nos ha costado conseguir, como por ejemplo las que compramos por impulso, sin detenernos a pensar siquiera por un momento si las necesitamos o se trata puramente de una caprichosa adquisición.

La verdad es que con el tiempo me he dado cuenta que llevaba razón, aunque en ese momento se lo discutiera, ya que me puso el ejemplo de los caramelos en el quiosco y por aquella época yo razonaba ya sobre cualquier cosa razonable, excepción hecha de los caramelos. Volviendo al tema de hacer uno las cosas por si mismo, la semana pasada ojeando un libro de bricolaje de los de Signo Editores, decidí hacerme una mesa de madera para el jardín, en plan un programa llamado bricomanía donde salía el hermano barbudo de Mac Gyver construyendo prácticamente de todo con un par de lápices y un chicle, solo que yo utilicé muchos más materiales, empleé muchísimo más tiempo y el resultado la verdad es que ha sido espectacular, por más que esté feo decir que la mesa que yo con mis manos he hecho sea mucho mejor que cualquier otra que pudiera comprar donde sea.

Tardar lo que se dice tardar, pues como que me he pegado un fin de semana entero haciéndola, que probablemente podría haber sido menos tiempo pero ya se sabe que si un amigo te dice que te va a ayudar, eso significa que mejor llenes la despensa de aperitivos y la nevera de cerveza, y luego si queda algo de tiempo entre nuestras extensas charlas arreglando el mundo, lo mismo se hace la mesa o lo mismo no. Pero ¿y lo bien que nos lo pasamos?

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